Un mensaje de confianza y misericordia divina
Santa Faustina Kowalska, nacida en 1905 en Polonia, es una de las santas más queridas y veneradas del siglo XX. Su vida estuvo marcada por la humildad, la fe profunda, y una confianza absoluta en el amor y la misericordia de Dios. La joven religiosa no solo vivió su fe con total entrega, sino que fue elegida por Jesús para recibir un mensaje que aún resuena hoy en día: el mensaje de la Divina Misericordia.
Este mensaje es especialmente relevante en el contexto actual, donde la vida muchas veces nos arrastra a situaciones de desesperanza y sufrimiento. La figura de santa Faustina es un faro de luz, un recordatorio de que, a pesar de los desafíos, la misericordia divina siempre está a nuestro alcance.
Un llamado de Dios en medio de la incomprensión
Desde temprana edad, Faustina sintió un profundo deseo de consagrarse a Dios, pero la vida religiosa no fue fácil para ella. Nacida en una familia campesina de Polonia, era la más joven de diez hermanos y su vida estuvo marcada por la pobreza y las dificultades. A pesar de las adversidades, ella siempre se sintió atraída por la vida espiritual. A los 19 años ingresó al convento de las Hermanas de la Misericordia en Cracovia, donde comenzó una vida de sacrificio, oración y trabajo.
A lo largo de su vida religiosa, Faustina experimentó incomprensión por parte de sus hermanas de convento y algunos superiores. Su forma de vida y sus experiencias místicas eran vistas con escepticismo por quienes no comprendían el profundo llamado que Dios le había hecho. A pesar de ello, Faustina permaneció fiel a su vocación, y a través de su humildad y obediencia, Dios fue moldeando su alma para recibir su misión.
La revelación del mensaje de la Divina Misericordia
Fue en 1931 cuando Faustina recibió las primeras revelaciones de Jesús, quien le mostró una imagen de Él con las manos levantadas, desde las cuales emanaban rayos de luz, uno rojo y otro blanco. Jesús le pidió que pintara esta imagen y que colocara la inscripción "Jesús, en Ti confío". Esta imagen se convertiría en un símbolo universal de la misericordia divina, un recordatorio visual de que Dios nunca abandona a sus hijos, sin importar cuán lejos se encuentren de Él.
Jesús también le reveló a Faustina que la humanidad debía reconocer la Divina Misericordia a través de la oración, la penitencia y la confianza absoluta en su perdón. Le pidió que promoviera la devoción a la Misericordia Divina, y le otorgó la misión de hacer conocer este mensaje al mundo entero. Santa Faustina fue testigo de los beneficios espirituales que esta devoción traía a los corazones de los fieles, experimentando una paz profunda y una alegría inquebrantable, aun en medio de las tribulaciones.

La importancia del Diario de la Divina Misericordia
Uno de los legados más grandes de santa Faustina es su Diario. La Divina Misericordia en mi alma, un texto donde relató sus experiencias espirituales, sus visiones y los mensajes directos que Jesús le transmitió. A través de este Diario, podemos conocer la intimidad de su relación con Dios y entender mejor el significado profundo de la misericordia divina.
En el Diario, Faustina describe cómo Jesús la animaba a confiar en Él, a vivir una vida de oración constante y de acción misericordiosa. En uno de los pasajes más conmovedores, Jesús le dice: "Mi Hija, quiero que vivas en Mi Misericordia. Mi Misericordia te ha traído a la vida y quiero que Mi Misericordia sea la luz que te guíe". Esta invitación de Jesús a vivir en la misericordia es, en cierto modo, un llamado a cada uno de nosotros, a reconocer nuestra fragilidad humana y a aprender a confiar plenamente en la bondad y el amor incondicional de Dios.
El Diario de santa Faustina no es solo un relato de su vida, sino también una invitación abierta a todos los creyentes a vivir con más fe y esperanza. Al leerlo, los fieles descubren cómo la misericordia de Dios puede transformar sus vidas, brindándoles consuelo en momentos de desesperación, sanación en tiempos de enfermedad y fortaleza en épocas de duda.
El rol de santa Faustina como apóstol de la Misericordia
La vida de santa Faustina también resalta el papel fundamental de los apóstoles en la historia de la Iglesia. Aunque no fue una misionera en el sentido tradicional de viajar a tierras lejanas, su misión fue universal, y a través de ella, millones de personas han llegado a conocer el poder de la misericordia de Dios. Faustina se dedicó completamente a difundir el mensaje recibido de Jesús, ya fuera a través de su oración, de sus escritos, o de sus conversaciones con quienes la rodeaban.
La misericordia que santa Faustina vivió y predicó es un amor que no conoce fronteras. En cada uno de nosotros, ella veía la imagen de Jesús sufriente, y nos invitaba a ser instrumentos de esta misericordia en nuestras relaciones diarias. Su devoción al rezo de la Coronilla de la Divina Misericordia, que se recita especialmente a las 3:00 p.m. (la hora de la muerte de Jesús), sigue siendo una de las prácticas más poderosas de la devoción a la Misericordia Divina.
Santa Faustina en el mes de las misiones
El mes de octubre es tradicionalmente conocido como el mes de las misiones, y es el momento perfecto para reflexionar sobre el impacto que figuras como santa Faustina han tenido en el mundo. Aunque su misión no fue de ir a territorios lejanos, su mensaje de misericordia ha llegado a cada rincón del planeta, transformando vidas y corazones. La Iglesia, al recordar a santa Faustina en este mes, nos invita a ver en ella a una misionera cuya misión trascendió las fronteras físicas.
La devoción a la Misericordia Divina es un llamado a la misión universal, un llamado a llevar el amor de Dios a todos, sin excepción. Y no solo en la predicación, sino también en las pequeñas acciones diarias de compasión y perdón, que son las verdaderas misiones que cada uno de nosotros puede vivir. Santa Faustina, con su vida simple pero profundamente espiritual, nos recuerda que cada acto de misericordia tiene un impacto eterno.
Un legado que trasciende el tiempo
La vida de santa Faustina no fue fácil. Ella vivió una enfermedad crónica que la acompañó durante toda su vida religiosa, y murió a los 33 años, el 5 de octubre de 1938. A pesar de sus sufrimientos, Faustina nunca dejó de confiar en la misericordia de Dios. Y en su breve vida, dejó un legado que continúa tocando millones de corazones.
El Diario La Divina Misericordia en mi alma es, sin duda, uno de los tesoros más grandes de la espiritualidad contemporánea. Al leerlo, no solo entramos en contacto con la vida de una santa, sino también con el corazón mismo de Dios. Nos invita a abrir nuestro corazón a su amor y a vivir con una confianza radical en su misericordia.
Este mes de octubre, mientras reflexionamos sobre el llamado de Dios a las misiones, es un momento perfecto para abrir nuestras vidas a la misericordia divina, tal como lo hizo santa Faustina. Es un llamado a vivir nuestra misión personal con amor, con perdón, y con una esperanza inquebrantable en el amor de Dios.
Oración
Ayúdame, Señor, a que mis ojos sean misericordiosos para
que yo jamás sospeche o juzgue según las apariencias,
sino que juzgue lo bello en el alma de mi prójimo
y acuda a ayudarle.
Ayúdame, Señor, a que mis oídos sean misericordiosos
para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y
no sea indiferente a sus penas y gemidos.
Ayúdame, Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para
que jamás critique a mi prójimo, sino que tenga una
palabra de consuelo y de perdón para todos.
Ayúdame, Señor, a que mis manos sean misericordiosas
y llenas de buenas obras para que sepa hacer solo el bien
a mi prójimo y cargar sobre mí las tareas más difíciles
y penosas.
Ayúdame, Señor, a que mis pies sean misericordiosos para
que siempre me apresure a socorrer a mi prójimo,
dominando mi propia fatiga y mi cansancio.
Ayúdame, Señor, a que mi corazón sea misericordioso
para que yo sienta todos los sufrimientos de mi prójimo.
Que tu misericordia, ¡ioh Señor!, repose dentro de mí.
Señor mío, transfórmame en ti, porque tú lo puedes todo,
Amén.
Santa María Faustina Kowalska