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San Juan María Vianney: un corazón pastoral sumergido en Dios

San Juan María Vianney: un corazón pastoral sumergido en Dios

Paulinas Colombia |

Agosto 4:  Memoria del Santo Cura de Ars.

“Yo te daré pastores según mi corazón, que te apacienten con ciencia y prudencia”
Jr 3,15

Este 4 de agosto, la Iglesia se reviste de gratitud al recordar a un pastor que no escribió grandes tratados, ni recorrió el mundo con discursos encendidos, pero que dejó huella en la eternidad por haber abrazado el corazón de Cristo con radicalidad.
San Juan María Vianney, el sencillo Cura de Ars, es una parábola viviente de lo que significa ser pastor: vivir, sufrir y amar con el corazón de Jesús.

I. Un pastor a la manera del Evangelio

Nacido en 1786, en una pequeña aldea campesina de Francia, su infancia se entretejió con la fe silenciosa de su madre, y la heroicidad escondida de quienes mantenían viva la llama del Evangelio en tiempos de persecución. Desde esta realidad, germinó una vocación que no brillaba por talentos extraordinarios, sino por una constancia heroica y un deseo ardiente de ser todo de Dios.

A pesar de sus dificultades académicas, su corazón fue más elocuente que cualquier título. A los 29 años fue ordenado sacerdote. Fue enviado al pequeño pueblo de Ars y el cielo comenzó a obrar milagros.

II. Ars: la capital espiritual de la misericordia

Ars no estaba en los mapas, pero estaba en los planes de Dios. Allí, Juan María Vianney transformó una comunidad adormecida en un santuario de gracia. Su vida era una sinfonía de oración, penitencia y servicio. Confesaba durante largas horas, predicaba con pasión, vivía con austeridad. Lo llamaban “el mártir del confesionario”.

En su ministerio no había espectáculo, pero sí presencia. No grandes estrategias, sino disponibilidad absoluta. Su santidad consistía en estar, en escuchar, en orar, en ser un puente entre Dios y su pueblo. Decía: “El sacerdocio es el amor del Corazón de Jesús”. Y él fue un reflejo fiel de ese amor que se da hasta el extremo.

III. Un retrato entrañable para nuestro tiempo

¿Puede la vida de un sacerdote del siglo XIX seguir hablándonos hoy? ¡Absolutamente! De hecho, el libro san Juan Vianney: un sacerdote para toda la gente publicado por nuestra editorial Paulinas, lo presenta con una cercanía única. A través de sus páginas, descubrimos no solo los grandes episodios de su vida, sino los gestos pequeños, las luchas internas, los milagros discretos, su ternura pastoral y su profundo amor por las almas. Esta obra es una puerta abierta a su corazón sacerdotal, escrita con lenguaje accesible, pero cargada de hondura espiritual. Es una lectura que toca el alma, reaviva la fe y nos impulsa a orar con más fervor por nuestros sacerdotes.

Ideal para jóvenes en búsqueda, seminaristas en formación, fieles que aman a sus pastores, y comunidades que desean redescubrir el rostro bello del ministerio sacerdotal.

IV. Una súplica por los pastores de hoy

La fiesta del santo cura de Ars es también un clamor. Por eso, oramos por todos los sacerdotes que día a día se desgastan en el silencio, la entrega y el amor. Por los que sirven en ciudades agitadas y en pueblos olvidados, por los que atraviesan noches oscuras y los que viven con alegría renovada su vocación. Que Dios los fortalezca, los consuele y los renueve.

Oramos por el Papa León XIV, por los obispos, por los párrocos de nuestras comunidades, por los capellanes, por los misioneros… y por los que están en camino de discernimiento en los seminarios del mundo. Pedimos también a San Juan María Vianney que interceda especialmente por aquellos sacerdotes que están cansados, enfermos o heridos. Que su testimonio les recuerde que vale la pena amar hasta el final.

Conclusión: Un camino escondido, pero eterno

San Juan Vianney nos muestra que lo pequeño es inmenso cuando se ofrece con amor. Que la pastoral cotidiana esa que nadie aplaude es terreno fértil para la santidad. Que el corazón de un sacerdote puede ser un horno ardiente donde Dios transforma el mundo.

Y al conocer su vida, al leer sus anécdotas, al meditar su ejemplo, descubrimos que todos los sacerdotes, los religiosos, los laicos estamos llamados a vivir su misma pasión por Dios y por su pueblo.

Que en esta fiesta, y con el corazón atento, nos acerquemos a su historia y dejemos que ella también nos hable al oído del alma. Que su ejemplo y su amor por Jesús nos contagien, y que su vida como nos lo recuerda el libro San Juan Vianney: un sacerdote para toda la gente nos inspire a creer que la santidad es posible, incluso en los caminos más sencillos.

ORACIÓN

San Juan Vianney, tú nos has mostrado cómo vivir nuestro llamado bautismal a la santidad a través de tu vida de servicio desinteresado.
Amaste a Jesús en la eucaristía y confiaste en la ayuda de nuestra madre, María, y de los santos. Trabajaste todos los días para ayudar a la gente a crecer más cerca de Dios, especialmente a través de los sacramentos de la eucaristía y de la reconciliación.
Reza por mí, para que yo también pueda pasar mi vida trayendo la Buena Nueva de Jesús a todos los que conozca. Ayúdame a descubrir y entender la vocación a la cual Dios me está llamando. Puedan todos los sacerdotes y seminaristas darse cuenta del llamado especial que han recibido. Ayúdalos a llegar a ser como Jesús.
Deja que tu oración sea mía: “Si realmente amas a Dios, querrás que sea amado por el mundo entero”. 
Amén.

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